Belleza e historia en Roma
Imagen del interior de la basilica Santa Maria Cosmedin
En mis viajes me dejo llevar por el corazon. Paris, Chartres, Roma, Florencia, Siena Sevilla, Toledo, Alcalá de Henares, me han llamado con voz de sabios profesores y artistas.
Estas ciudades empapadas de historia, de misterio y de arte son libros abiertos en las que podemos leer, letra por letra y frase por frase la obra de los arquitectos, de los pintores, de los filosofos y sabios, de los poetas, de los alquimistas. La vida de dia a dia de la gente de entonces y de ahora revela el eterno laberinto de las diferencias e injusticias sociales.
Voy a empezar por Roma.
Aunque no ha sido mi primer viaje, ha sido mi primer pelerinaje. Para mi Roma tiene éco en la sangre porque el pueblo rumano ha sido formado con una influencia latina importante, después de una dura lucha de resistencia por parte de los nativos dacos.
Me acuerdo el atardecer cuando después de una larga caminata pro iglesias y museos he llegado en la pequeña plaza donde está la columna de Trajano. Ha sido erigida en honor a los soldados dacos y romanos que pierderon sus vidas en dos guerras muy duras.
Me acuerdo que en Agosto de 2011, hacía un calor casi liquido cuando he pasado cerca de los muros de las escuelas de gladiadores. Una se llamaba Tracica: allí los romanos llevaban a los jóvenes dacos tomados como prisioneros. Los tracos veneraban a un único dios, Zalmoxis, dios solar y consideraban que la muerte es una vuelta a casa, un renacimiento para el mundo espiritual. Esta educación les ha convertido en gente fuerte y valiente. Los tracos erán unos de los más longevivos y mejores gladiadores. He sentido dolor al pasar por aquellos lugares de muerte y tortura.
Muy cerca está el Colisseo, fantástica obra de arquitectura en la que fueron sacrificados tantos cristianos.
En Roma ha sido por la primera vez cuando he sentido la compañía concreta y estable de la Belleza. Después de pasar el dia entero meditando y dibujando en la penumbra de iglesias, catedrales y museos, mi cuerpo y mi alma retenían una presencia, una alegría intima y el deseo de volver.
Me acuerdo por ejemplo que salía cada mañana del hostal, situado justo en la esquina del Vaticano, me iba a coger agua fresca de la fuente de delante de la catedral de Pedro y Pablo .
La basílicas que han hecho más impacto son: la capilla Sixtina, Santa María in Cosmedin, Santa María en Trastevere, Iglesia del Gesù (entré todos los días que pasaba por allí). Me acuerdo perfectamente su ubicación y su fachada al atardecer.
La basilica de San Juan Letran ha hecho también una gran impresión. Quería quedarme para hacer dibujos de todas las esculturas, pero el reloj avanzaba y veía que no tenía tiempo ni para acabar, ni para volver. Estaba emocionada por la delicadeza y la fuerza de las esculturas.
He vuelto de Roma complejada por la incompletitud y torpeza de mi arte. Cómo y cuándo, Dios, me podría convertir a mi en un mensajero tan exacto y de tanta fineza?